Mediante este principio, la UBE se establece como una universidad auténticamente abierta a toda su comunidad universitaria y al entorno, respetuosa de las diferencias y comprometida con que el acceso, la producción, la transmisión, la distribución y la utilización del conocimiento partan del respeto al otro, manteniendo siempre una actitud de tolerancia, aceptación, cooperación, diálogo y convivencia. Garantiza la atención a personas diversas para lograr el máximo desarrollo de sus capacidades, rechazando cualquier tipo de exclusión educativa, social, económica, cultural, política, étnica, religiosa o de género, y favoreciendo la participación y el aprendizaje equitativo. Este principio se concreta mediante:
Mediante este principio, la UBE define su carácter humanista y socio-crítico reflexivo, en el cual el reconocimiento del ser humano como persona implica la aceptación de su individualidad, identidad propia, y carácter único e irrepetible; autónomo y, al mismo tiempo, interdependiente. Reconoce en cada uno de los miembros de la comunidad universitaria a un creador de su propia cultura y a un hacedor de su huella histórica, en constante evolución y descubrimiento del conocimiento, que da preferencia a la justicia y a la autorrealización. Se concibe así a un ser digno, libre y responsable de sus actos, capaz de transformar su entorno y trascender mediante sus acciones durante el proceso de modelación de su identidad y su participación en el compromiso colectivo de construir y preservar una sociedad democrática, justa, inclusiva y equitativa. Este principio se concreta mediante:
Mediante este principio la UBE consolida la interacción que se establece entre la universidad y la sociedad, con miras a promover la cohesión social como fin primordial, genera un compromiso institucional autónomo y participativo para orientar el propósito institucional hacia la pertinencia social y la gestión ética, transparente, de cara a los retos de equidad y desafíos ambientales de la sociedad local y global. La UBE desarrolla la formación de ciudadanos responsables con su entorno, generadores de ideas creativas y comprometidos en la solución de problemas sociales y ambientales para lograr una influencia significativa en la vida del país. Este principio de concreta mediante:
La UBE como institución que abraza la educación inclusiva en función del desarrollo humanístico de los estudiantes, pone el énfasis en desarrollar el respeto a la diferencia y el reconocimiento de la dignidad, la tolerancia, la solidaridad y la educación para la convivencia y la paz.
Desde esta perspectiva, el proceso de formación permite que los estudiantes aprendan desde las motivaciones, exploraciones, experiencias y proyectos individuales, colaborativos, cooperativos que permitan conseguir aprendizajes vivenciales significativos para el estudiante y que sean útiles para su accionar modificador sobre el entorno profesional y sociocultural en el que participa como ser social.
En el contexto de la UBE se basa en la percepción de igualdad entre los miembros, manifestado en conductas de ayuda y enlace hacia un bienestar colectivo lo que implica asumir beneficios y riesgos a través de la ejecución de acciones de ayuda, cooperación, colaboración individual y colectiva, de carácter material y moral, realizadas independientemente de la obligación externa de manera que en su condición de necesidad interna se constituya en fuente de vivencias positivas.
Pensar crítica y creativamente mente encierra el arte de hacerse cargo de la mente, y al lograrlo, de hacerse cargo de la vida, mejorarla y someterla a criterio y dirección propios. Para esto se requiere que se aprenda a ser autodisciplinados y se examine individualmente las cosas que se van a hacer, lo hecho o las acciones que se van a emprender. Actuar de esta manera conlleva generar interés en cómo trabaja la mente, que es posible dirigirla, afinarla, entonarla y modificar sus operaciones para realizar los empeños cada día mejor. Ello, involucra que se adquiera el hábito de examinar reflexivamente la impulsiva y consuetudinaria manera de pensar y de actuar en todas las dimensiones de las vidas de cada ser humano. El desarrollo del pensamiento crítico y creativo para el universitario es un valor que expresa el proceso que analiza, comprende o evalúa las afirmaciones que se aceptan generalmente en la vida cotidiana o científica o el modo en que se organizan los conocimientos que interpretan la realidad y suelen tomarse como verdaderos.
En la UBE este valor orienta hacia la transformación de la universidad en una comunidad ejemplar de democracia, equidad, transparencia, en un modelo de desarrollo sostenible y el cuidado del entorno. Los estudiantes, profesionales, académicos y otros miembros de los grupos de interés institucionales adoptan, en su práctica, decisiones socialmente útiles, culturalmente aceptables, naturalmente sanas para ellos y sus semejantes y que sean también económicamente sostenibles
La integridad como principio ético está vinculada con la valoración de la honestidad, el respeto y la transparencia en las interacciones profesionales de todos los miembros de la comunidad educativa hacia los grupos de interés.
Actuar en consonancia con este valor, significa el reconocimiento del significación social y sentido personal que tiene para la comunidad universitaria el desarrollo de un nuevo o significativamente mejorado bien o servicio, cuyo factor fundamental es el uso del conocimiento que se genera a partir de procesos integrados de investigación, desarrollo experimental y tecnológico o procesos creativos con bases científica y el empleo de saberes ancestrales.