Según estimaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares
cobran 17,9 millones de vidas cada año, siendo la principal causa de
defunciones en el mundo.
Una arritmia cardiaca (disritmia
cardíaca) es una enfermedad cardiovascular provocada por la alteración del
impulso eléctrico del músculo cardíaco, llevando a una actividad anormal del
corazón que se manifiesta por alteraciones de la frecuencia cardíaca, ya sea
aumentada (taquicardia) o más lenta de lo normal (bradicardia), siendo el rango
normal entre 60 y 100 latidos cardíacos por minuto.
Pero… ¿Cómo se
origina?
Las causas más comunes de la arritmia cardiaca pueden ser
las enfermedades de las arterias coronarias dentro de estas el infarto del
miocardio y la insuficiencia cardíaca, enfermedades congénitas, hábitos tóxicos
como el alcoholismo, el consumo de drogas y de algunos medicamentos, así como
enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y del
tiroides, apnea del sueño, estrés sostenido,
complicaciones del posoperatorio, entre otras.
Esta enfermedad cardiovascular
puede presentarse a cualquier edad, sin embargo, en las edades pediátricas no es
tan frecuente. Cuando se presenta en niños casi siempre la causa es la
presencia de algún defecto congénito. En los jóvenes, además, el factor de
riesgo más frecuente es el consumo de tabaco, drogas, alcohol y una dieta no
saludable mantenida.
¿Cuáles son los
síntomas que puede presentarse en una persona con arritmia cardíaca?
En general, el paciente puede
sentir que su corazón se acelera y se detiene (extrasístoles) falta de aire y/o
dolor torácico, así como una pérdida de conocimiento súbita (síncope).
Como consecuencia de la arritmia
cardíaca puede producirse un infarto agudo de miocardio, accidentes cerebro
vascular, insuficiencia cardíaca, incluso muerte súbita, en dependencia del
tipo de arritmia. Es muy frecuente el desprendimiento de coágulos sanguíneos
que viajarán desde el corazón hasta órganos vitales como cerebro o pulmón y
provocan graves complicaciones.
¿Qué recomiendan los
especialistas?
Hay algunas arritmias que no
necesitan tratamiento con medicamentos, mientras que en otros casos se utilizan
fármacos como los betabloqueadores, e incluso en emergencia de algunos tipos de
arritmias son necesarias técnicas como la cardioversión, en el que se utilizan
choques rápidos de energía para restablecer el ritmo cardíaco.
Para evitar estas complicaciones,
la Dra. Sanny Aranda Canosa, docente de la
carrera de Enfermería de la Universidad Bolivariana del Ecuador (UBE)
recomienda que las personas aparentemente sanas deben realizarse controles sistemáticos una vez al año, sin
embargo, en el caso de las personas con factores de riesgo como los antes
mencionados, al menos cada tres meses deben visitar a su médico de cabecera,
acudir a las interconsultas con otras especialidades que sean necesarias, así
como la realización de exámenes periódicos, según sea el caso.
Es conveniente seguir una dieta saludable, disminuyendo al máximo las grasas saturadas y azúcares,
realizar una correcta actividad física, para de esta manera garantizar un peso
adecuado. Por otro lado, evitar el tabaco, cualquier tipo de drogas y el
consumo de riesgo del alcohol. Cumplir adecuadamente el tratamiento médico
indicado para las enfermedades crónicas, tener un descanso oportuno, dedicar tiempo a la recreación, entre
otras.